© OIM Colombia 2024/Daniela Miranda

Bogotá (Colombia) - Javier Cantor nació en Bogotá, es un joven aventurero a quien le encanta estudiar. A sus 25 años, es politólogo, le apasiona la filosofía y las ciencias políticas. Su sueño es continuar su educación superior en el exterior, pero siempre regresando a Colombia, su país.  

“Siempre he tenido la intención de visitar muchas zonas, pero siempre volver a Colombia, pues aquí está mi hogar”.

En busca de estudiar en el extranjero Javier encontró una beca para hacerlo en China, pero por los retos que representó la COVID 19 decidió que no era lo mejor, y busco otra opción. Así, se le presentó la oportunidad de viajar a Acapulco (México) a estudiar una maestría. En un tono tranquilo Javier cuenta que el viaje fue todo un desafío, pues no fue planeado y no sabía a qué se iba a enfrentar.  

 

Durante su primer día en Acapulco, febrero de 2023, conoció una bióloga mexicana que llegó a la misma ciudad a trabajar profesionalmente, y lograron apoyarse mientras lograban instalarse: “No tenía claro ni siquiera dónde iba a dormir la primera noche, pero fui conociendo y acostumbrándome”, explica Javier. De esta manera, poco a poco se instaló y creó a su manera un espacio para vivir con grandes amistades.  

 

En octubre de 2023, cuando estaba adaptándose a sus actividades académicas y a su vida social en Acapulco, Javier se enfrentó al paso del huracán “Otis” por el estado de Guerrero. El meteoro arrasó con una amplia zona de la ciudad y con el vecino municipio de Coyuca de Benítez, y dejó miles de damnificados y devastadores daños. 

 

“La inmediatez del momento y las personas con las que estaba me dieron la fortaleza para afrontarlo, si hubiera estado solo, seguro no hubiera sabido que hacer”, afirma Javier, quien aún reflexiona sobre cómo logró junto a sus amigos y su pareja afrontar este desastre. Para Javier, lo más duro fue sentirse lejos de su hogar, Colombia, y no saber de qué manera iba a regresar. Quedarse en Acapulco no era una opción, pues escaseaban los alimentos, la gente carecía enn acceso a servicios públicos y había inseguridad.  

“Nos dimos cuenta de que la situación era tan problemática que no íbamos poder aguantar ahí mucho tiempo”, dice Javier.

Fue por esto que Javier, en compañía de algunos de sus compañeros, también colombianos, contactaron al Gobierno de Colombia, quien los dirigió al Consulado de Colombia en México y éste, a su vez los canalizó con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM/ONU Migración) para pedir apoyo para regresar a su país de origen a través del programa regional de Retorno Voluntario Asistido (RVA).   

"Una vez estuvimos con la OIM fue como ‘bueno ya, nos salvamos’. Pudimos respirar después de estar dos semanas en modo emergencia, fue como la tranquilidad”.

A partir de ese momento, Javier y sus compañeros recibieron el acompañamiento de la OIM, inicialmente con el traslado desde Acapulco a Ciudad de México, y después con el alojamiento, alimentación, transporte humanitario local y un vuelo internacional hacia Colombia. Además, fue posible asistirles en Colombia para llegar a su lugar de residencia. 

 

Aunque deseaba regresar a su país, sentía nostalgia, no fue fácil tomar la decisión, pero sabía que Acapulco no iba a ser el mismo por un periodo largo de tiempo.  

 

Para Javier, retornar a su país fue aceptar que estaba en una posición de vulnerabilidad, pero también era una luz de esperanza y calma. 

“Considerase uno mismo como víctima es duro, es aceptar que uno pasó por una situación difícil, que no está del todo preparado para asimilarla”, menciona Javier.

Javier desea regresar a México a finalizar sus estudios, y seguir explorando nuevas vivencias en el extranjero.  

 

Para ampliar información sobre el programa regional de RVA, ingresa en el siguiente vínculo