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By:
  • Edwin Viales

La desaparición de una persona migrante no debería verse como una situación cotidiana o naturalmente implícita en las travesías migratorias, porque nadie debería de morir en busca de mejorar sus oportunidades de vida. Sin embargo, ad-portas de que termine el año 2022, durante ese período se ha registrado en las Américas, en promedio, la muerte de 3 personas migrantes cada día. El Caribe es una de las subregiones más golpeadas por esta tragedia continua. Durante el 2022 el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM ha documentado 269 muertes y desapariciones de personas migrantes en la región del Caribe, el número más alto registrado desde que se inició la recolección de estas cifras en el 2014. De estos fallecimientos y desapariciones, 27 corresponden a niños, niñas y adolescentes y 61 a mujeres.

La principal causa de muerte de personas migrantes en el Caribe es el ahogamiento en naufragios a lo largo de las múltiples rutas de migración marítima irregular que cruzan esta región. Las rutas migratorias del Caribe se caracterizan por las malas condiciones climatológicas o fenómenos ambientales extremos que dificultan la navegación, las embarcaciones artesanales en malas condiciones o que no están diseñadas para realizar cruces de alta mar, y la escasa cobertura mediática. Dados estos factores, es muy probable que se presenten “naufragios invisibles”, de los cuales ni las autoridades oficiales ni los medios de comunicación tienen noticia.

La mayoría de los incidentes registrados que involucran el fallecimiento y la desaparición de personas migrantes en el Caribe se presenta en las rutas que llevan a Estados Unidos, de República Dominicana a Puerto Rico, de Haití a República Dominicana y de Venezuela varias islas del Caribe. Muchas personas migrantes venezolanas utilizan varias rutas marítimas hacia las Antillas que salen de puertos como Güiria y Falcón, en el Caribe venezolano. También se han presentado desapariciones en la ruta marítima paralela a la zona transfronteriza de Colombia con Panamá, pasando por el Golfo de Necoclí, Cabo Tiburón, La Miel y Puerto Obaldía en el Caribe Panameño. Un cubano, único sobreviviente de la travesía que emprendió con otros 6 migrantes, relató recientemente al diario El País la aterradora experiencia de migrar en estas peligrosas rutas:

“La embarcación se vuelca cinco veces, pierden sus escasos víveres y el pánico y el frío los embarga. El miedo alcanza los huesos, la ropa empapada, el vértigo cerrero del oleaje (…) Josué Gabriel vomita, Karen llora sin consuelo, aterrada. El viento bate con furia y las nubes, entre grises y negras, clausuran el paisaje, como si fuesen a enterrarla viva. ‘Ella pensaba volver, que no aguantaba más, que no aguantaba más, pero ya estábamos muy lejos’, dice Julio César. ‘Quiso tirarse al agua y no pudimos convencerla. Arrancamos un pedazo de la balsa y se lo dimos. Su hermano se tiró con ella’. […] ‘Yo los veía desde arriba, cuando estaba en la punta de la ola, hasta que el agua se los tragó y dejé de verlos”.

Los retos persistentes

El alto número de fallecimientos y desapariciones de personas migrantes que se registran esta ruta migratoria, informes anecdóticos y testimonios recopilados de las mismas personas migrantes indican que en las aguas del Caribe permanecen innumerables restos mortales que no se han recuperado y, por lo tanto, tampoco se han identificado. Esta situación a las familias de estos migrantes desaparecidos en un doloroso limbo.

Para la OIM es necesario realizar mayores esfuerzos internacionales para salvar las vidas de las personas migrantes que transitan estas rutas, como lo indica el objetivo 8 del Pacto Mundial para la Migración Segura Ordenada y Regular. La organización también recomienda mejorar la recopilación sistemática de datos que permita evidenciar la dimensión real de estos fallecimientos y desapariciones. Desde el Proyecto Migrantes Desaparecidos se han realizado múltiples informes de investigación para visibilizar esta situación, que pueden consultarse en la página web del Proyecto Migrantes Desaparecidos.