“Me metí a un sitio de búsquedas de empleo en Facebook y me ofrecieron ser presentadora de un programa de televisión. Yo les seguí el juego, supuestamente eran una cadena de televisión, pero ni tenían oficina. Yo les dije que vinieran a mi oficina si querían trabajar conmigo. Dejaron de escribirme y después el perfil casualmente desapareció" cuenta Carolina (nombre ficticio), salvadoreña de 31 años, quien participó en una sesión del Campamento Virtual sobre Migración de la campaña “Pensalo 2 Veces” de la OIM.

Ella sabía que no podía ser tan sencillo, aunque por supuesto que resultaba tentador. Hoy, Carolina confirma que tomó la decisión correcta. Los trabajos engañosos son solo una de las múltiples trampas que han proliferado en los últimos años aprovechando las redes sociales. El Informe Mundial sobre la Trata de Personas de UNODC de 2018 reconoce que estas plataformas se han convertido en medios frecuentemente utilizados por las redes de trata de personas.

 

¿Cómo se usan las redes sociales para engañar a las personas?

Las redes sociales son espacios anónimos muy convenientes en los que tratantes de personas pueden iniciar un contacto con potenciales víctimas. Relaciones amorosas a distancia, supuestas entrevistas de trabajo y citas para visitar apartamentos son algunos engaños con los que se pueden atraer a cibernautas para pactar encuentros en persona.

La trata de personas es ciertamente un riesgo muy importante, pero no es el único. Se calcula que menos del 60% de la actividad en internet es realizada por personas (Read, 2018). El restante 40% está ocupado por bots, encargados de dirigir tráfico a sitios engañosos o generar clics. A través de estas técnicas, muchos sitios pueden intentar ganar acceso a nuestros dispositivos y robar información sensible, como información bancaria, entre otros.

Otra forma de extorsión consiste en apoderarse de fotografías íntimas o material comprometedor para exigir dinero u algún beneficio material a las víctimas, amenazando con exhibir lo que poseen frente a su familia y amigos. Recordemos que en una red social generalmente hay una lista de nuestras personas conocidas, disponible para que cualquiera la vea.

 

Entonces, ¿cómo podemos cuidarnos?

Los engaños y la desinformación pueden causar daños a las finanzas, la salud y el bienestar de las personas. En el contexto de la COVID-19, estos riesgos se vuelven más visibles, pues proliferan las ofertas de curas mágicas y trabajos inesperados.

En un sondeo realizado con 429 jóvenes de Centroamérica durante mayo 2020, el 47% mencionó a Facebook como una de sus principales fuentes informativas, mientras que 31% mencionó a la internet, en general. La prevalencia del uso de los medios digitales para obtener información resalta la importancia de contar con herramientas para discernir cuáles son fuentes confiables.

El módulo 6 del manual Periodismo, “noticias falsas” y desinformación, publicado por la UNESCO destaca dos buenas prácticas que podemos usar cada vez que nos enfrentamos a la internet como fuente de información:

  • Enfrentar la información con escepticismo, dudando primero y buscando confirmación luego.
  • Dudar de las fuentes anónimas: cada vez que no sepamos la proveniencia de un mensaje, intentar encontrar quién lo publicó inicialmente será un buen ejercicio.

En la campaña “Pensalo 2 Veces”, la OIM ha desarrollado estos y más consejos junto a jóvenes de El Salvador, Honduras y Guatemala, para que las personas tomen decisiones informadas y seguras. En el contexto de la COVID-19, desentrañar qué es verdadero y falso en internet es más importante que nunca.

Pensalo 2 Veces es una campaña de Comunicación para el Desarrollo (C4D), creada utilizando el modelo de IOMX. Para conocer más puedes visitar el siguiente enlace: somoscolmena.info/es/pensalo2veces

SDG 5 - IGUALDAD DE GÉNERO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES