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  • Pablo Escribano | Especialista Regional Temático en Migración, Medio ambiente y Cambio climático para la Oficina Regional de OIM en San José, Costa Rica

"Hoy en día, los problemas medioambientales influyen en las migraciones. Algunas migraciones se producen cuando hay demasiada agua, como en el caso de la subida del nivel del mar, los tsunamis y las inundaciones, o cuando no hay agua suficiente. En estos países la gente depende del medio ambiente para su subsistencia".

Wennersten, John R. y Denise Robbins. Rising Tides: Climate Refugees in the 21st Century.

Desde 1993, la comunidad internacional conmemora el Día Mundial del Agua el 22 de marzo de cada año para destacar la necesidad de preservar y gestionar responsablemente este recurso. En 2023, el tema elegido es "acelerar el cambio", que pretende visibilizar el atraso en el compromiso con el ODS 6 y la necesidad de acelerar el cambio para alcanzar las metas marcadas para 2030.

Desde una perspectiva migratoria, es necesario comprender y abordar la relación entre el agua y la movilidad humana. Esta relación es particularmente evidente en situaciones de extremos hidrológicos; tanto cuando el agua falta como cuando el exceso de agua afecta las condiciones de vida. En las Américas existen casos de ambos escenarios y vale la pena recordarlos al estudiar la relación entre agua y migración.

  • Sequías y migración: Cuando la falta de agua afecta a los medios de vida y subsistencia de las poblaciones rurales

La evidencia científica sobre el cambio climático predice eventos de sequía más intensos en ciertas regiones de América en el futuro, como en los pequeños estados insulares del Caribe, zonas de Centroamérica y Sudamérica (IPCC, 2018). Estos fenómenos son evidentes hoy en diferentes países. El Corredor Seco de Centroamérica, que aglutina zonas de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, e incluso Costa Rica y Panamá, ha tenido eventos recurrentes de sequía con efectos significativos en la producción y los rendimientos agrícolas aunque con problemáticas diferentes según las zonas geográficas. En Chile, el estado de megasequía en la zona central desde 2010 ha obligado a declarar zonas de emergencia agrícola para paliar la falta de agua.

Los eventos recurrentes de sequía afectan los medios de vida de las poblaciones locales, particularmente en contextos rurales y agrícolas, a través de la disminución de los rendimientos, la reducción de la necesidad de mano de obra e incluso impactos directos en la seguridad alimentaria cuando disminuyen los ingresos, o la producción no permite subsidiar las necesidades. Estos factores pueden provocar movimientos migratorios cuando las familias buscan mejores opciones de supervivencia frente a la sequía, y existen pruebas científicas que sugieren que los hogares migran local o internamente en respuesta a la sequía (IPCC, 2019).

Sin embargo, atribuir la causa de la migración a los fenómenos de sequía es complicado por varias razones. Por un lado, la sequía puede reducir los ingresos de los hogares más pobres, que ya no tienen medios para migrar, especialmente en lo que respecta a la migración internacional (IPCC, 2019). Por otra parte, las sequías suelen ser un fenómeno gradual y progresivo, en el que los hogares suelen probar diversas estrategias de adaptación antes de abandonar sus comunidades. La dependencia del agua de lluvia -debido al tipo de cultivo y a las limitaciones de los sistemas de riego- aumenta las vulnerabilidades en caso de sequía. La dependencia de la agricultura alimentada por agua de lluvia es superior al 30% en países como Guatemala, Honduras y Nicaragua, donde el rendimiento del maíz y el frijol cambia mucho debido a la variabilidad climática.

La narrativa en torno a los factores que incidieron en los movimientos migratorios masivos de 2018 refleja algunos de estos debates. Mientras que la prensa identificó la sequía y el cambio climático como un factor para explicar estos movimientos, los factores climáticos nunca aparecieron entre las primeras motivaciones en las encuestas a migrantes. Aunque existe cierto solapamiento, las zonas más afectadas por la sequía en Honduras, por ejemplo, no se corresponden con las primeras zonas de origen de los migrantes según las encuestas de la OIM. Sin embargo, el alto porcentaje de migrantes que trabajaban en el sector primario antes de su partida y la incidencia real de la sequía en diversas zonas permitieron vislumbrar el impacto de la sequía en la pérdida de oportunidades a nivel local.

  • Inundaciones, tsunamis, huracanes: las catástrofes hidrometeorológicas como fuente de desplazamiento

En los informes del Internal Displacement Monitoring Center (IDMC), la categoría de desastres relacionados con el clima incluye tormentas, ciclones, tifones y huracanes, inundaciones, sequías, incendios y otros. Estos desastres causaron 16,1 millones de nuevos desplazamientos en 2018, una cifra superior a los desplazamientos causados por conflictos y violencia (10,8 millones) y por fenómenos geofísicos (1,1 millones).

Como demuestran los ejemplos recientes de Irma, María (2017) y Dorian (2019), los países del Caribe están especialmente expuestos a fenómenos hidrometeorológicos extremos en los que los fuertes vientos y lluvias destruyen comunidades y provocan desplazamientos masivos. Sin embargo, los países del Caribe no son los únicos de la región que sufren desplazamientos por inundaciones. En los últimos meses se han producido fuertes inundaciones en México, Brasil y Colombia debido al exceso de lluvia y a la limitada capacidad de los cursos de agua para canalizar el torrente.

Los desplazamientos por inundaciones pueden ser temporales o más permanentes dependiendo de la situación de las comunidades antes, durante y después del desastre. Algunas familias pueden regresar a sus comunidades de origen después del suceso, cuando las aguas vuelven a su cauce. Este tipo de movilidad se ha evidenciado, por ejemplo, en comunidades de Brasil y Argentina, en las que las inundaciones recurrentes promueven la movilidad estacional de las familias fuera de la zona de peligro durante determinados meses del año.

La vulnerabilidad a las inundaciones también provoca movimientos migratorios más permanentes, tanto de individuos como de comunidades. El huracán Mitch, por ejemplo, provocó la salida de poblaciones hondureñas en 1998. Algunos de estos migrantes accedieron al Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos, estatus que sigue vigente para Honduras tras una decisión judicial que frenó la voluntad de la administración de cerrar el sistema de protección.

Los traslados planificados de poblaciones responden a menudo al deseo de reducir los riesgos relacionados con los fenómenos hidrometeorológicos y representan también una forma de movilidad humana. Estos procesos han tenido lugar en muchos países de la región. En Nicaragua, por ejemplo, se han reubicado varias comunidades en torno al lago de Managua para limitar los daños causados por las inundaciones periódicas y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones. El aumento del nivel del mar también está llevando a múltiples países de la región, como Colombia, Panamá o Guyana, a plantearse la posible necesidad de trasladar comunidades costeras a zonas que no se inundarán en un futuro relativamente cercano (IPCC, 2019).

Referencias

IPCC. 2018. Global warming of 1.5°C. An IPCC Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global response to the threat of climate change, sustainable development, and efforts to eradicate poverty [V. Masson-Delmotte, P. Zhai, H. O. Pörtner, D. Roberts, J. Skea, P.R. Shukla, A. Pirani, W. Moufouma-Okia, C. Péan, R. Pidcock, S. Connors, J. B. R. Matthews, Y. Chen, X. Zhou, M. I. Gomis, E. Lonnoy, T. Maycock, M. Tignor, T. Waterfield (eds.)]. In Press.

IPCC. 2019. Climate Change and Land: an IPCC special report on climate change, desertification, land degradation, sustainable land management, food security, and greenhouse gas fluxes in terrestrial ecosystems [P.R. Shukla, J. Skea, E. Calvo Buendia, V. Masson-Delmotte, H.-O. Pörtner, D. C. Roberts, P. Zhai, R. Slade, S. Connors, R. van Diemen, M. Ferrat, E. Haughey, S. Luz, S. Neogi, M. Pathak, J. Petzold, J. Portugal Pereira, P. Vyas, E. Huntley, K. Kissick, M. Belkacemi, J. Malley, (eds.)]. In press.

IPCC. 2019. IPCC Special Report on the Ocean and Cryosphere in a Changing Climate [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, V. Masson-Delmotte, P. Zhai, M. Tignor, E. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Nicolai, A. Okem, J. Petzold, B. Rama, N.M. Weyer (eds.)]. In press.

Acerca del autor

 

 

Pablo Escribano es Especialista Regional Temático de la Organización Internacional para las Migraciones en migración, medio ambiente y cambio climático para los países de las Américas y el Caribe desde la Oficina Regional de la OIM en San José, Costa Rica. Pablo Escribano ha cursado estudios de master en ciencias políticas y en historia en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po) y tiene una licenciatura en Ciencias Políticas por la misma universidad.

 

 

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