
Los estereotipos existen en todas las sociedades. Pueden parecer inofensivos, pero en realidad pueden causar un daño real a la vida de las personas a las que se dirigen. Las ideas simplistas y engañosas sobre las mujeres migrantes tienen el potencial de restringir las oportunidades y los servicios disponibles para ellas.
¿Qué es un estereotipo?
Un estereotipo se refiere a una imagen o idea común pero demasiado simple sobre una persona o categoría social, como la raza, el origen étnico, el género o la religión, entre otros. A menudo son utilizados por un grupo para posicionarse como más superiores que otro.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH):
Un estereotipo de género es una visión general o preconcepción sobre los atributos o características, o los roles que son o deberían ser poseídos o desempeñados por mujeres y hombres. Un estereotipo de género es perjudicial cuando limita la capacidad de las mujeres y los hombres para desarrollar sus habilidades personales, seguir sus carreras profesionales y tomar decisiones sobre sus vidas.
Muchas personas migrantes sufren los efectos negativos de los estereotipos, particularmente cuando intersecan varios tipos de discriminación, por ejemplo como resultado tanto de su género como de su estatus migratorio.
¿Qué es la xenofobia y cómo se relaciona con los estereotipos?
Si bien no existe una definición universalmente aceptada de xenofobia, generalmente se usa para describir:
actitudes, prejuicios y comportamientos que rechazan, excluyen y a menudo vilipendian a las personas, en base a la percepción de que son personas ajenas o extranjeras a la comunidad, sociedad o identidad nacional.
La xenofobia se perpetúa con frecuencia a través de estereotipos que reducen a los individuos complejos a imágenes generalizadas y despectivas. Estas ideas pueden usarse para justificar la discriminación, la violencia, el tráfico y otras formas de maltrato.
¿Cómo pueden los estereotipos afectar a las mujeres migrantes?
En México, los estereotipos de las mujeres centroamericanas como amas de casa o trabajadoras sexuales reducen su capacidad de acceder al empleo en otros sectores. Un estudio realizado por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) descubrió que estos estereotipos están "encarnados", lo que significa que se basan en la forma en que las mujeres hablan, caminan y su apariencia física. Estas características se utilizan para justificar ideas de que estas mujeres son menos valiosas. Como estos estereotipos se basan en características que pueden ser imposibles de cambiar para una persona, es difícil para estas mujeres migrantes evadirlas o desafiarlas.
Un estudio de 2018 de la Universidad de Chicago exploró cómo las percepciones sociales de la ilegalidad de las personas migrantes en los Estados Unidos están influenciadas por el origen nacional, la clase social y los antecedentes criminales. Se encontró que las personas encuestadas tenían más probabilidades de sospechar que los inmigrantes de América Latina, África y Medio Oriente eran indocumentados, en comparación con las personas migrantes de otras regiones, como Asia y Europa. En realidad, las personas migrantes sin documentos en Estados Unidos provienen de todas las regiones del mundo. Sin embargo, el estudio de la Universidad de Chicago sugiere que estos estereotipos de ciertas nacionalidades como "ilegales" podrían influir en las decisiones de las fuerzas del orden público, la contratación de gerentes, propietarios, maestros y otros miembros del público en detrimento de estos grupos de migrantes.
Durante y después de las crisis, pueden surgir estereotipos previamente latentes y dar lugar a la difusión de mensajes de odio. A raíz del huracán Dorian, muchos ejemplos de mensajes negativos dirigidos a los migrantes haitianos, basados únicamente en estereotipos, surgieron en las Bahamas. Esto resultó en protestas y llamados a la deportación de los trabajadores migrantes haitianos.
Pero todos podemos participar en la lucha contra los estereotipos. Podemos comenzar tomando conciencia de nuestros propios prejuicios y desafiándolos. En nuestras interacciones diarias, podemos compartir historias que desafían estas percepciones negativas y resaltan las diferencias individuales sobre las generalizaciones. Quizás lo más importante es hablar contra los comentarios y bromas prejuiciosas. También se debe dar espacio a las mujeres migrantes para hablar en debates públicos, en lugar de que otros hablen en su nombre. Estas acciones pueden tener un efecto dominó y reducir la propagación de estereotipos comunes.