El Día Mundial de la Salud nos obliga a reflexionar sobre los hábitos que podrían causar un efecto negativo en nuestra salud y en aquellas medidas que debemos tomar para minimizar los riesgos a una enfermedad.  Nos obliga a alimentarnos mejor, a realizar mayor actividad física, a evitar el estrés y fundamentalmente a realizarnos revisiones médicas que nos permitan detectar y tratar a tiempo todo tipo de dolencia. 

Pero, ¿qué sucede cuando las personas migran?   Muchos de esos factores, hábitos y condiciones que son ya conocidos y que determinan su salud se modifican.  Se puede encontrar ahora con múltiples barreras administrativas para acceder a servicios, limitantes de idioma, estigma y discriminación y muchas otras condiciones que limitarán el acceso a servicios básicos, afectando así su salud de manera importante.  Existen aún inequidades muy presentes en la región que impiden el adecuado acceso de grandes grupos de población a servicios de salud, con barreras basadas a su condición migratoria, nacionalidad u otras condiciones. 

Por ello, hoy también debemos reflexionar sobre el estrecho vínculo entre la movilidad humana y la salud, y como estamos respondiendo como sociedad a las necesidades de todos y todas.  La campaña, que promueve  este año la Organización Mundial de la Salud, “Salud universal es para todos y todas, en todas partes” implica volver la mirada a esas poblaciones que por su condición migratoria se están quedando atrás. Para ello, considero necesario tomar acción en los siguientes aspectos:

1. Fortalecer el trabajo conjunto de forma multisectorial que garantice el acceso a servicios de salud de calidad, con apropiación cultural y sensibles a la persona migrante.

2. Formular políticas que garanticen la inclusión de poblaciones en vulnerabilidad y a eliminar las barreras estructurales que dificultan el acceso a la salud universal. 

3. Buscar socios,  generar alianzas, fortalecer redes y a favorecer el trabajo conjunto y multisectorial que nos permita abordar problemáticas que ameritan una respuesta regional, multinacional y fundamentalmente multidimensional.     

En Mesoamérica contamos con un mecanismo de coordinación regional y multisectorial que pretende avanzar en estas propuestas. Se trata de la Iniciativa Conjunta de Salud para las Personas Migrantes y sus Familias en Centroamérica y México (INCOSAMI) que reúne a gobiernos, organizaciones de sociedad civil, asociaciones regionales, academia, agencias de Naciones Unidas y socios del desarrollo, con el fin de impulsar la agenda de salud y migración en la región.

Por otro lado, es importante destacar que el acceso de poblaciones migrantes a la salud universal también debe ir más allá de los servicios. Se trata de realizar acciones en los lugares en donde se encuentren, ya sea en comunidades de tránsito como de destino. Esto nos lleva a la necesidad de diseñar campañas de prevención y promoción de la salud con estrategias de comunicación inclusivas.  Nos invita a sensibilizar y formar a todo el personal de salud y autoridades de migración sobre los derechos, contextos y condiciones propias al proceso migratorio.

"Sin incluir a los migrantes y los desplazados internos, la cobertura universal de salud no sería verdaderamente universal". -Jacqueline Weekers, Directora de la División de Migración y Salud de la OIM.

No existe la salud pública sin la inclusión de toda población a servicios de calidad, que sean integrales, eficaces y asequibles.  “Salud universal es para todos y todas, en todas partes”, y es únicamente posible mediante la inclusión, la equidad y el respeto al derecho a la salud de todas las poblaciones, incluyendo las más vulnerables como son las personas migrantes, refugiadas y desplazadas.