La integración en un nuevo lugar es un proceso multidimensional y complicado. En la región del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), es probable que las personas migrantes enfrenten numerosas barreras para acceder a la educación y la atención médica. Puedan experimentar discriminación y tener problemas para reintegrarse cuando regresan a sus países de origen, según un nuevo estudio del SICA en colaboración con OIM y ACNUR.

Los viajes de migración pueden afectar la salud mental y física de una persona de muchas maneras, por lo tanto, el acceso a los servicios de salud es esencial. Independientemente de estatus migratorio regular e irregular, las personas tienen cobertura total del sistema de salud en República Dominicana, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Belice. En Costa Rica sin embargo, la cobertura para quienes posean estatus migratorio irregular se aplica solo en situaciones de emergencia. Para garantizar que la atención médica esté fácilmente disponible, el estudio de línea de base sugiere que se revisen las políticas para permitir que todas las personas migrantes accedan a los servicios, independientemente de su situación migratoria.

Con respecto a la atención psicosocial, la mayoría de los países cubiertos por el estudio indicaron que las personas migrantes solo tienen acceso parcial a estos servicios. Es necesario mejorar esta situación, ya que la atención psicosocial es crucial para el bienestar individual, así como para reducir los costos generales de salud pública y promover la cohesión social.

El acceso a la educación es un aspecto esencial de la integración, particularmente para los niños, niñas y adolescentes (NNA) migrantes. Si bien todos los países de la región ofrecen algún tipo de educación quienes llegan de otro país sin importar su estatus regular e irregular, otras barreras resultan en tasas de matrícula más bajas para la niñez de familias de inmigrantes. En 2018, un estudio de la UNESCO descubrió que solo el 52 por ciento de los niños nacidos en Haití que vivían en la República Dominicana asistían a la escuela primaria, en comparación con el 79 por ciento entre los nacidos en la República Dominicana de padres inmigrantes y el 82 por ciento entre los nacidos en otros países.

La falta de documentación necesaria es una razón clave para estas disparidades en la asistencia educativa. Se requiere comprobante de nacionalidad para registrarse en la base de datos nacional de educación y presentar los exámenes oficiales. Para aquellos que logran superar estas barreras e inscribirse, algunas escuelas requieren tarjetas de identidad nacionales para que los estudiantes se gradúen de la escuela secundaria. Esto pone de relieve la necesidad de un enfoque institucional coherente para garantizar que todos los migrantes tengan acceso a la educación.

El estudio del SICA, la OIM y el ACNUR propone una serie de iniciativas específicas para crear sistemas educativos inclusivos. En primer lugar, la creación de unidades técnicas especializadas en los Ministerios de Educación para desarrollar mecanismos que respondan a las necesidades específicas (culturales, lingüísticas, etc.) de los estudiantes migrantes. En segundo lugar, la implementación de programas de enseñanza que contrarrestan los prejuicios contra los inmigrantes, así como programas de transición, correctivos y de recuperación que evitan el abandono escolar. Los encargados de la toma de decisiones ministeriales, los encargados de formular políticas, el personal administrativo y los docentes también deben recibir capacitación sobre cómo ser inclusivos con los estudiantes inmigrantes y cómo establecer modelos de protección para los niños y adolescentes migrantes.

¿Por qué trabajar también en la reintegración de quienes retornan?

De acuerdo con el mismo estudio de SICA, OIM y ACNUR, como resultado de las crisis económicas en América del Norte y Europa, muchas personas migrantes del Triángulo del Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) están optando por regresar a sus países de origen:

Solo entre 2017 y 2018, 164,000 migrantes regresaron a estos países, y a desde enero hasta junio de 2018 se produjo un aumento del 65 por ciento en los retornados a Guatemala y un aumento del 56 por ciento en los retornados a Honduras en comparación con el mismo período del año anterior.

En ese sentido la OIM ha trabajado con los gobiernos para crear políticas públicas en estos países que alienten a los migrantes que regresan a acceder a las oportunidades económicas, sociales y culturales en sus comunidades. Sin embargo, se necesitan más programas que promuevan la reintegración sostenible de las personas migrantes que regresan.

Según un estudio de la CEPAL (2018), las actitudes discriminatorias hacia las personas migrantes han aumentado en la región. Quienes poseen un estatus irregular tienen más probabilidades de experimentar diversas formas de explotación y menos probabilidades de denunciar casos de discriminación.

La discriminación y la xenofobia pueden abordarse promoviendo el valor de la diversidad y el respeto a los migrantes a través de campañas en los medios de comunicación, particularmente aquellos que se centran en las contribuciones hechas por las personas migrantes en sus comunidades.

Además del estado migratorio, es importante considerar cómo la integración social de una persona puede verse afectada por su identidad de género, orientación sexual, discapacidad, origen étnico, entre otros factores. Para más detalles, se puede acceder al estudio de referencia completo aquí.